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AN ‘ALTERNATIVE FACT’ IS A LIE

Una vez que se supere este clima de ofuscación, rampante idiotez y violencia, de virtual Guerra Civil por otros medios en la que se encuentra la Unión, sería muy necesario, conveniente, el establecimiento de un Acta, Ley, Memorando, Enmienda, Acuerdo, Política de Estado, que proscriba claramente la mentira y la incitación a la violencia del ámbito público e inhabilite a los políticos y funcionarios que recurran a tales métodos.

La mentira, la post-verdad, las realidades alternativas, la promoción de teorías de la conspiración, sumado a la falta de valores y de educación de calidad que muestre a los seres humanos que están habilitados con la capacidad de pensar objetiva y racionalmente, son la causa de tanta creencia delirante que combustiona en personas incapacitadas para discernir entre hechos, opiniones, ideas, creencias y fantasías.

Y eso no se cambia overnight. No es posible que una persona se eduque en conocimientos y valores por ósmosis, casualidad, simple magia o transferencia de megas.

Los servidores públicos tienen que comprometerse, sí o sí, con valores que partan de la honestidad, la verdad y la búsqueda de la verdad. Que hagan honor a esos principios. Que deben ser indiscutibles. Y solo a partir de ahí que se inclinen ideológicamente a donde consideren, pero con ideas y opiniones verificables, sensatas y contrastables, y no fantasías y conspiraciones idiotizantes.

De otra forma lo que hoy vemos será el cuento de nunca acabar, amplificado por redes y servicios en línea y por empresas, partidos e instituciones que obtienen réditos provenientes de millones de personas cautivas de creencias, lógicas insostenibles y por los interminables debates de fe y no de hechos.

La sociedad tiene todo el derecho a controlar y condenar la mentira, el embauque y la tomadura de pelo, pues de otra forma se inhabilitan otros derechos sobre los que se rinde culto acrítico pero no se los respeta y cuida.

Si triunfa la mentira todos sus derechos pierden consistencia pues el sistema está basado en ficciones ordenadas, en verdades intersubjetivas que la sociedad abraza, y no en verdades inamovibles y absolutas.

Es inaceptable que en la primera potencia y país líder del mundo (supuestamente libre) exista un tercio de congresistas que hagan de la mentira abierta la primera razón y herramienta de su plataforma política.

Piense Usted a dónde va una casa, una familia, que estructure su funcionamiento, afectivo y financiero, en motivaciones no verificables, en inventos, mentiras y fábulas y no en la realidad.

Quien quiera o necesite abrazar creencias no contrastables que se dedique a otra cosa. Para eso existen las iglesias, templos y casas de culto, que ni siquiera pagan impuestos. Pero el ámbito público común a toda la sociedad es otra cosa.

El descrédito de todo el sistema no tiene firma ideológica. No es demócrata, republicana, socialista, libertaria o socialdemócrata. El descrédito del sistema empieza y se profundiza cuando se convierte a la mentira en política oficial de la sociedad y el Estado, algo común a sociedades alienadas, sean comunistas, fascistas, monárquicas, capitalistas presidencialistas, sultanatos o imperios.

La mentira se combate o se elimina con educación. Pero mientras eso llega, que la ley y los compromisos suprapartidarios tomen cuenta de lo anterior.

Esto es muy serio. It’s not a joke.

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