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CUBA. OTOÑO 2019

Septiembre 27, 2019

Para Oscar Grandío Moráguez, lo prometido, un muy rápido repaso de lo que vi y sentí hace unos días en la Habana. Sin editar.

I

Cuando finalmente pasas la pasarela de acceso al aeropuerto, la primera impresión en tierra cubana es peste a pollo frito y calor. En el camino te encuentras a varias personas vestidas de azul y blanco que te dicen ‘Ayuda amigo, Ayuda?’. Casi todo el mundo los ignora. Entras en un ambiente denso, sin frescura, limpio al limite de lo limpio, amarrao, como sobreviven a la fuerza o por compromiso las cosas y espacios descuidados. Luego sopor. Vaho. Un olor mezcla de alfombra vieja de teatro viejo con urea con desintoxicante barato, dulzón, de último minuto, como para tapar y esconder lo que no se puede resolver a las apuradas. Chocas con una estética espantosa, como de contingencia, de colores estridentes y acabado en tiempo campamento agrícola. ¿Quiénes decidieron pintar la Terminal 3 con ese rojo encendío que no se le habría ocurrido ni a Mao en sus peores tiempos? Nada de embargo/bloqueo, que el rojo se reduce y elimina con mezclas simples. ¿Por qué tan cargante para viajeros que llegan estresados y exhaustos de viajes generalmente incómodos? Una de dos, o es intencional buscar tan alto impacto visual o no lo pueden evitar por cheos, porque les da igual. En inmigración siempre me trataron bien, con seriedad. Te encuentras con aduaneros muy jóvenes, con peinados raros, que hoy son caros, y chicas en lycra, generalmente negras con dibujitos y flores. Aduaneros que caminan y caminan y caminan en todas direcciones, y hacen chistes entre ellos y se ríen y andan en cualquier cosa relajada como quien pasea por la arena de la playa o por el Prado, dando besos y abrazos a cada paso. Viajeros corriendo por un carrito. La mayoría sabemos que se acaban. Los carritos feos y gastados, algunos con vigas sueltas y rotos. Espera demorada. Bultos marcados. Qué mala suerte… Te los abren y te meten un disparo a la cara: ¿Te sobraría un café? Él sabe que no me sobra nada pero necesito escapar de ahí cuanto antes, y él también lo sabe, aunque sea con un café menos. Sales y todos los olores y colores y personas te resultan conocidos. Un viaje tan corto y tan contrastante, como atravesar el espejo de Alicia, aunque este no sea un mundo mágico ni el que dejaste atrás tampoco, pero diferentes sí son, en todo. Se necesitan horas para acomodarse a la nueva visualidad, de calles y autos, de jardines y señales, de la gente en todas partes a cualquier hora, de cierto orden en medio del caos que es la Habana en movimiento, del perro callejero, el carretón remendado, el almendron que se te encima, de la bicicleta y el caballo, del pregonero vendiendo, dice, helados, y otro más adelante galletas de mantequilla, también subrayo dice. Respiras aliviado de que no pagaste en la Aduana como otras veces, que esta vez no te acaballaron por algo que se necesita acá, y que las cuatro mierdas que trajiste pudieron finalmente entrar. Vaya alivio de corto plazo. Atravesaste el currican (y esto lleva tilde en la a); para que luego cuando desembolses te des cuenta que tanto esfuerzo, que tanta intención de resolver algo, se diluye en unos medicamentos para unos, unos zapatos para otros, café para casi todos, y unos pocos talabartos más que resolverán bastante poco. Acá las necesidades no se deberían medir en libras y mucho menos en 66. Te alegras cuando ves a los tuyos. La mayoría machucando en baja, alicaídos y protestones, algunos bastante apagados, incluso los de mejor pasar, pero también alegres, por momentos, le sacan un chiste a todo, muchas veces sin transición. Casi no hay temas serios. Quizás las enfermedades, epidemias y medicamentos. Somos desmemoriados e intensos y andamos con metas cortas. No es facil, se repetirá muchas veces, de dia y de noche, en cada situación, por albañiles medicos taxistas carpinteros familiares y amigos. Tú también lo dirás, más de una vez, las que hagan falta. Por suerte siempre hay espacio para la risa y el choteo, para el nos vemos luego, el cuéntame de los chamas, qué tal tu hija, ¿y las nietas? Casi todos preguntan o insinúan preguntas relativas a la emigración, a las posibilidades reales en el minuto que corre, a los cambios en las regulaciones y leyes, a lo difícil que se ha puesto todo. Hay referencias a las visas a México, a las visitas a Guyana, a la bola de que el consulado de Estados Unidos abrirá pronto y sin previo aviso. Muchos hacen preguntas sobre Trump, sobre si saldrá reelecto y los posibles cambios en la política norteamericana hacia Cuba. Nadie se pregunta ni nadie habla de los posibles cambios en Cuba. Nadie se pregunta si el presidente de Cuba va a ser sustituido ni cuándo. Yo la hago para ver las reacciones. Y la gente se ríe, cambian el tema, como si fuera un golpe bajo porque eso no les toca. La gente no pierde tiempo en opciones imposibles, pienso. La gente aprendió que estos tipos y cambio son ideas en conflicto. Pero, ¿por qué han de cambiar si su poder no está en peligro ni es realmente cuestionado? Algunos se me han molestado con la pregunta anterior. Pero yo me quiero remitir a los hechos, a lo que ha pasado por muchas décadas: no están en peligro, por tanto, repito, ¿por qué tendrían que cambiar? Hay poco nuevo alrededor. Entonces mejor esperar a que cambien los demás, por más que sea terrible abandonar tu suerte a lo que haga o deje de hacer tu vecino, que además no es tu amigo. Basura, montones de basura, acá y allá y en muchas partes de la ciudad. Basura que no es de ayer ni de antier ni de la semana pasada siquiera. Basura de larga data. Basura estructural, basura sistémica, basura antropológica. Simplemente una señal. Una consecuencia. La basura es toda una metáfora de estos tiempos. Es ya parte del paisaje. Lo terrible es como se ha integrado armónicamente con el resto, con la acera rota, los baches, los muros raídos jugando con la gravedad, las fosas desbordadas de algunos lugares, los salideros de agua en las noches de Lawton o la Víbora, la falta de resano y pintura en muchos lugares. Al parecer esos espacios malolientes y escatológicamente espantosos forman parte del nuevo paisaje. Si sacas la basura quedaría un espacio baldío no necesariamente mejor aunque no hay dudas que más higiénico y merecido por una población que -yo lo digo siempre- no es la principal culpable, no es la culpable. No sé dónde se ven mejoras o desarrollo. Algunos de tanto repetirlo se lo han creido. Llevo rato preguntando si alguien me puede decir algo que funcione bien, o al menos regular, y todos se pasan con ficha. Los más comprometidos solo recurren al devaneo y el dogma de fe pero no contestan. No entiendo cómo algunos pueden usar la palabra Cuba y desarrollo+sostenible en la misma oración y luego dormir tan tranquilos.

Una noche se fue la luz. Dos veces se fue la luz. Y no fue nada programado. Nadie avisó. Me fui a la calle, me acosté en la acera y me quedé dormido. El apagón duro más de dos horas. En el medio pasaron unos jodedores por la calle gritando ‘Viva la revolución’. Los vecinos se reían. Nadie dijo Viva, en respuesta, ni para responder al chiste. Solo reían. Cuando regresó la luz escuché la misma exclamación, el mismo ruido, la misma asombrada alegría de tantas veces desde que tengo memoria, un déjà vu, de cuando mi hermano y yo mareábamos a nuestros padres con la letanía de “Abra cadabra que venga la luz, pata de cabra… Abra cadabra… ”. Y lo repetíamos hasta que llegara la luz, casi hasta el infinito, que era casi siempre, cuando ya había pasado la hora de los muñequitos y solo quedaba dormir. Eso fue en los setentas. Durante las décadas siguientes eso no cambió mucho, aunque luego supe de los subsidios millonarios que se recibían todo el tiempo. Quizás el primer quinquenio de los ochenta fue algo mejor. Pero nunca hubo un período largo de tranquilidad, servicios buenos y eficientes y paz material. La salud y la educación eran mucho mejores comparados con lo que se vivió después, con lo que sobrevive hoy. Me entere por radio que hoy hará una intervención especial Miguel Mario. Fui quien avisó en casa pues muchas veces la gente ni se entera de nada pues solo ven el cable y el paquete. ¿Quién le hará los reportes y resúmenes de prensa a MMDCB? ¿Quiénes le propondrán los temas a abordar en sus intervenciones públicas? No tengo dudas que apuestan solo al sostenimiento. Al sostenimiento de ellos. Claro. Lo demás es la misma muela, la misma letanía que busca ganar tiempo, dorar la píldora por enésima vez. Eso sí, no se les puede negar cierto poder en el uso de una narrativa ya gastada pero igual de efectiva. Los reales y abiertos críticos son unos pocos y aislados. La mayoria elige no pronunciarse, mantenerse al margen, concentrarse cada quien en lo suyo, en sobrevivir en medio de duras condiciones. ¿Y Miguel Mario? Bien gracias, mejor lo dejamos para mañana… Hoy hay cosas más importantes. Decir, por ejemplo, que vino el pescado.

En la madrugada se fue la luz nuevamente. Quizás por media hora. Me desperté brevemente y no supe cuando regresó.

Terrible encontrar gente que sepa trabajar, que lo hagan con cuidado y bien, en lo posible.

Nos robaron algunas cosas del estudio. Tornilladoras y taladro y lámparas y cintas y otras cosas. Me molestó bastante pues los que allí entraban se beneficiaron de varias maneras. Ya los tenía como gente de mi entorno a quienes siempre pregunté en qué los podía ayudar. Y de hecho los ayudé. Al final, yo no lo habría hecho pero lo entiendo. Entiendo la situación aunque no a ellos. No sé quién fue aunque sí quien lo debió evitar. En este contexto, ¿qué se puede esperar?

(Cont…)



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